Como muestra, uno de mis poemas:
Lo que nunca me dijiste
Me cautivaron tus ojos, amor.
Es en lo primero que me fijé de ti.
Tus ojos de mirada ingenua y escrutadora,
desafiante, arrebatadora, dulce o todas a un tiempo.
No me importaba cómo miraran si me miraban a mí.
Esos ojazos que tienes
que saben ver sin mirar, discretos,
y que a veces miran sin ver, ensimismados, ausentes,
ensoñados…
Tus ojos color
cambiante, ojos arcoíris:
del gris acerado, siempre cuando te enojas,
al azul profundo del mar en el día soleado
llegando al verde cristalino bajo la noche estrellada.
Ojos resplandecientes y risueños, casi siempre.
A veces tristes, tus ojos.
Siempre bellos.