El pasado 6 de febrero se celebró el día mundial contra la ablación genital femenina. Aquí expreso mi protesta contra esta barbarie impropia del siglo XXI y que es una vergüenza para los gobiernos que todavía lo consienten.
Contra la
ablación
A
Waris Dirie (la flor del desierto), que
la sufrió y tuvo el valor de contarlo al
mundo.
I
Que alguien me dé una buena razón:
Para que a un trozo de carne pegada
A unas niñas les roben el alma,
Vejadas, en nombre de la tradición.
Es la gran barbarie del corazón.
Es un abismo hacia la nada,
Hacia el que se ven y ven forzadas;
De la madre la peor traición.
Quedan las niñas condenadas
A crecer, a vivir sin la ilusión
Del amor, del sexo, con la mirada
Vacía, fosca; sin querer, resignadas
A que sus hijas, que no son del amor,
También, sin remisión, sean cercenadas.
II
Porque yo soy una mujer de mi tiempo,
Presto mi voz a las humildes sumisas,
Que aún viven la era del silencio
En la esclavitud de los que no tienen voz.
No se tarda demasiado tiempo
En cercenarlas con doloroso tajo.
Lo grito, yo que puedo, cara al viento:
¡No quiero ningún sexo mutilado!
La oquedad se tiñe de luto negro
Y ellas pierden su esencia de mujer.
Bocas selladas de grave silencio
Que desdicen sus miradas de fuego.
Un pedazo de su carne marchita
Se interpone entre ellas y el cielo.
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