sábado, 14 de junio de 2008

El cauce de la vida

Es un cauce la vida que no vierte
Sus rumores en mares de regazo;

Cada río tiene
Su curso natural. Como la vida.
Jesús Gabaldón Víllora








Busco a la joven que fui
Y no la hallo.
Me miro en el espejo
Y no me reconozco.
La vida me ha erosionado
-acaso las duras rocas
¿no terminan convertidas en arena con el tiempo?-.
Sí, tiempo... Todo es cuestión de tiempo.
Se vive la vida que no se quiere, como no se quiere,
Se vive contra la propia vida, se vive hacia la muerte,
Y en ese devenir se pierde
-oh trágica alquimia-
La esencia del propio ser
Erosionada por la inclemencia de la vida.
La vida nos lleva por su cauce
Y no podemos parar,
No existe la marcha atrás,
tampoco podemos cambiar de cauce.
Nos lleva le corriente y sólo podemos
Seguir, seguir, seguir siempre hacia adelante.
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Autora: Avelina Chinchilla Rodríguez

2 comentarios:

Mª Jesús Such dijo...

Nunca había leído nada que me identificara tanto en estos momentos.
Un beso.

Avelina Chinchilla dijo...

Hola Xusa.
Perdona que no me fijara antes en tu comentario, es que no sé si tengo visitantes o no, pero la única que pone algún comentario de vez en cuando eres tú. Tampoco me ha llegado al e-mail, así que voy a mirar ahora mismo a ver si es que sin querer he desahbilitado esa función del blogger.
Yo ahora tengo un poco tomadas las riendas de mi vida, pero es cierto que en cierto momento parecía que era la corriente la que me arrastraba por ella. Yo jamás podría escribir (al menos en el terreno poético) algo que no sienta realmente.
Un beso